Al llegar a la parada sólo quedaban charcos.
Tuve que ir andando bajo la lluvia.
Empapado, llegué tarda a clase y
Empapado, llegué tarda a clase y
falto de la mitad de los libros.
Las horas fueron eternas pero al fin llegó el recreo, aunque no tenía nada para desayunar.
La mañana no podía ser peor.
Sin embargo, te acercaste sonriente a ofrecerme de tu tentempié, para convertir ese día; en el más feliz de mi vida...
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