En apenas
sólo un mes llegará a mis manos la obligación deseada con la que vencer unos
cánones arcaicos; me toca afrontar un nuevo camino. En mi caso radicará sobre
una ciudad oscura y fantástica. Su nombre es Granada; vestigio de la taifa
musulmana que durante siglos dejara sus raíces sobre España. Una ciudad con
encanto para jóvenes como yo. Mortales con ganas de comerse el mundo a base de ilusiones
y esfuerzo. Una etapa a la que temo demasiado por todo lo que supone dejar de
lado a la familia y los amigos.
Pero el
recelo espero que no supere el afán que siento. Para mí, poder vivir realmente
de lo que me gusta, sería realmente increíble. Anhelo poder decir a
gritos que elegí bien mi camino. Las cosas nuevas nunca serán del todo malas, simplemente
hay que buscarles su magia.
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