Te mueres por suplicarme que no me vaya de tu vida.
Yo me consumo al no decirte, que ya eres parte de la mía.
Me duele aceptar que mi felicidad no existe si
tú no estás,
pero ni una fracción de ti he logrado palpar,
y mucho menos tus labios besar.
Así que... ¿para qué esperar más?
No quiero compartir tus labios ya,
sólo quiero abrazarte una vez más.
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