Cada día tus palabras me enamoraban y enloquecían.
Habías empezado a crear mi presente y mi alegría. Sin embargo con el paso del tiempo abandonaste tus risas para convertirlas en desconsuelos. Esas últimas semanas en las que no sabías si hablar
o callar. Y optaste por callar... Te preocupaba más la gente, que tus propios sentimientos.
Volvimos a hablar, sí, pero ya no estabas igual. La fluidez de tus palabras se había esfumado, y la derrota te había enloquecido. En tus manos quedó mi futuro. Y fue aquella noche cuando lo zanjaste.
Como siempre, yo me despedí con un “Adiós” pero tú lo hiciste con un “Hasta nunca”. Y como humo que se lleva el viento, tu dibujo se evaporó de mi mapa como por arte de magia. Lástima que no se llevara consigo los pedazos de mi corazón.
Volvimos a hablar, sí, pero ya no estabas igual. La fluidez de tus palabras se había esfumado, y la derrota te había enloquecido. En tus manos quedó mi futuro. Y fue aquella noche cuando lo zanjaste.
Como siempre, yo me despedí con un “Adiós” pero tú lo hiciste con un “Hasta nunca”. Y como humo que se lleva el viento, tu dibujo se evaporó de mi mapa como por arte de magia. Lástima que no se llevara consigo los pedazos de mi corazón.
osu luisillo..
ResponderEliminarTal vez esa persona te extraña, más de lo que cres, te piensa a diario también. Aún no sabe si lo que hiso está bien, pero cree ya no poder...
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