Va a ser duro dejar atrás los momentos con esas
personas que tanto quiero. Las risas en clase y las disparatadas conversaciones
de los recreos se van, y con ellas un cachito de cada uno de nosotros. Fueron
unos años duros. Demasiadas horas bajo el flexo, donde no tenía cabida el
sueño. ¿Pero realmente valió la pena? Claro que sí.
Porque en ningún lugar volveremos a toparnos con unos profes, ¿cómo decirlo? Honestos, generosos, serviciales, humildes y en algunos momentos hasta psicólogos. Sin malas caras por perder sus recreos escuchando nuestras quejas y problemas por los malditos ejercicios de historia, el incierto futuro que nos espera o lo difícil que están siendo estos años.
Porque en ningún lugar volveremos a toparnos con unos profes, ¿cómo decirlo? Honestos, generosos, serviciales, humildes y en algunos momentos hasta psicólogos. Sin malas caras por perder sus recreos escuchando nuestras quejas y problemas por los malditos ejercicios de historia, el incierto futuro que nos espera o lo difícil que están siendo estos años.
¿Y sabéis qué? Me llamaréis loco, pero sólo por nuestras
risas y locuras, valdría la pena repetirlo todo.
Gracias hermanos!! Nunca os olvidaré.
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