En este mundo cada respuesta es una nueva pregunta. Responder no
siempre es posible, pero todas tienen una respuesta. Yo cada día me pregunto, ¿por
qué te quiero? ¿Por qué llegué esto? Quién sabe, a lo mejor fue ese momento en
el que provoqué tu risa por alguna de mis locuras. Algún efímero instante,
en el que deparaste en mí, para ya nunca salir. Un punto de partida que logró ser
el final de mis días y casi sin querer llevar al camino de la melancolía. Ay...
Cuántas horas vendrían después pensando en aquella mirada. Pese a todo, tengo
que continuar y olvidarte, esto nunca será posible. A veces querer no es lo más
importante aunque por ti lo daría todo. Admito que no sé qué hacer, después
de caer en mí, la maldición de Lucifer.
como me gusta leer lo q escribes..jejeje eres demasiado adictivo eeee jjaja !! vecinillo
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