martes, 14 de mayo de 2013

Cada cual en su lugar


Nos empeñamos en cosas sin sentido. En creer que lo bonito es mejor, y lo feo es lo que nos hunde. En depender de cosas materiales que para nada nos harán felices. En pensar que un cacharro calmará nuestra impotencia, y hará olvidarnos de los problemas que surgen en la vida. En empeñarnos hasta que tengamos ese móvil, ese ordenador o esa casa, simplemente porque mi amigo o mi vecino lo tengan.

¿Sabes? Lo mejor no es eso. Lo mejor es levantarse, y tener a alguien al lado que te diga "Buenos días, ¿qué tal has dormido hoy?”. Lo mejor es ir por la calle, y que te miren, te saluden y te sonrían e iluminen tu día. Lo mejor es que te llame tu amiga para darte una buena noticia, o simplemente para escucharte porque en ese momento se acordó de ti. Lo mejor es tener a alguien que merezca la pena, que no sea falso ni hipócrita y te haga creer cosas que no son. Las verdades a la cara aunque duelan. Y a tomar por culo las mentiras, con mentiroso incluido.

Porque el tiempo está para ser aprovechado y nada ni nadie podrá decir lo contrario. Yo vivo de pequeños instantes que te hacen sentir cosas maravillosas que nunca olvidas. El mundo, la vida, y las acciones que hagamos en un momento determinado, pondrán a cada persona en su lugar, a cada nube en su cielo, a cada rey en su trono, a cada perdedor en su banquillo, a cada payaso en su circo, y a cada puta en su esquina. Y si aún no tienes claro cuál es tu rincón, ya sabes por donde empezar a buscar, porque parece que éste no es tu lugar.



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