Nosotros no somos perfectos sino seres
opuestos. Tú vives el día y yo la noche, así son las cosas, no busques reproches.
Fue mi condena por haberte conocido, ser tan opuestos y tan parecidos. Pero qué
más da que esto sea así si somos felices, tú sin mí y yo sin ti. Grandes
momentos compartimos y son esos segundos los que se guardarán en nuestros
pequeños cerebros.
En algún instante nos
distanciaremos para darnos cuenta de cuánto nos echamos de menos. Pequeñas
cosas que faltarán en nuestro día a día. Por ejemplo tus palabras con doble
sentido o las picardías en las que nunca
caía. Adornos que hacen más divertida la vida. Pero todo tiene un límite, una
fecha proscrita. Aquí llega tu verdad, entre nosotros no existirán palabras ni
hechos ni miradas salvo que un milagro se cumpla.